JUSTICIA Y MISERICORDIA
En Génesis capítulo 4, se narra como Caín asesina a su hermano menor Abel. Un hecho sin precedente, el primer homicidio de la historia, plasmado en la palabra de Dios.
En ese momento se aplica un castigo por la acción cometida, se aplica justicia.
Podríamos definir en términos sencillos que la justicia es el castigo o recompensa por una acción cometida, la cual se aplica de manera justa, no más, no menos, solo lo que corresponde.
A pesar de no existir un código de justicia escrito, se había transgredido un Derecho humano; el derecho a la vida. Caín le quito un derecho fundamental a su hermano menor Abel y como dice la biblia, su sangre clamaba justicia.
La mala acción de Caín trajo sus consecuencias tales como: ser expulsado, perdida de privilegios y el conocimiento del hecho por toda la comunidad, lo cual podría ocasionar que su vida estuviera en peligro.
El Salmos 143, verso 2, nos enseña que, cuando Dios aplica justicia, no hay forma de justificar la transgresión cometida, por ello, mejor es vivir bajo la sombra de Dios y su misericordia.
Caín sabia lo misericordioso que es Dios y apeló a ella, según Génesis 4, versos 13 y 14; imagino que Adán su padre, le había hablado sobre lo misericordioso que fue Dios, al perdonar sus vidas y dejar que vieran a su descendencia. Caín al igual que su padre no mostró arrepentimiento de su mal acto, más bien, se mostró arrogante delante de Dios, pero su petición de misericordia fue acogida por nuestro misericordioso padre, quien le dio la oportunidad de vivir y hasta pudo engendrar talentosos hijos.
Caín al igual que sus padres, no entendió que la oportunidad que le daba Dios, tenia la finalidad de verlos llegar arrepentidos de sus pecados y cuando la sentencia se cumpla en firme, regresaran a Dios.
Hay que recordar que esta vida es una transición a la vida eterna, de nosotros depende donde queremos pasar la eternidad, ya sea, en el infierno (muerte) o en el paraíso cerca de Dios (vida).
Caín merecía su castigo, él había privado de la vida a su hermano menor Abel; el dolor que sufría su familia, al no tenerlo, fuera del impacto de ver que no tenían vida eterna (porque de ese árbol no comieron) y que sus cuerpos eran tán frágiles ante la muerte.
Caín temía por las represalias de los familiares y amigos de Abel, los cuales podían quitarle la vida o causarles sufrimientos y castigos peores, por lo que le hizo a su hermano.
Dios escuchó su suplica y aplicó misericordia al castigo justo, poniendo una marca que lo guardaba de morir por la mano de un hombre, pero, la finalidad seguía siendo que Caín comprendiera su pecado y se arrepintiera; la misericordia de Dios siempre busca el arrepentimiento del hombre y cuando culmine su paso en esta tierra, pueda volver a Él y vivir la eternidad en el paraíso.
Salmos 154, los versos 18 y 19 dice: “Cercano está el Señor a todos los que le invocan, a todos los que le invocan de veras. Cumplirá el deseo de los que temen; oirá así mismo el clamor de ellos, y los salvará”.
En el corazón de Dios siempre ha estado el procurar, el bien del ser humano, Toda consecuencia de nuestros actos la vivimos en la tierra, más el castigo lo pagamos en el infierno. La oportunidad de arrepentimiento es mientras estamos vivos, al morir esa oportunidad no existe y por ende viene la vida (la cual se refiere al cielo) o la muerte (la cual es el infierno).
Jesús al morir por nuestros pecados, se dio como único sacrificio para la expiación del pecado y acercar al ser humano a la gracia de Dios, pero, miles de ganado no eran suficiente para limpiar todas nuestras culpas y por ende, era que el hombre al morir descendía al Ceno de Abraham (Lucas 16), donde esperaban la venida de Cristo y ser llevados al paraíso, de allí, la importancia de Jesucristo, Dios hecho hombre, Hijo único de Dios, quien por su sangre derramada murió en la cruz por toda la creación, especialmente por el ser humano; un sacrificio digno y perfecto, un pago más allá del costo original.
En los días de su muerte, se presentó Jesús ante la Muerte y con autoridad reclamo a los cautivos en el Ceno de Abraham y los llevó al paraíso luego de su resurrección (Efecios 4) e incluso arrebato de la mano de Satanás las llaves del infierno (Apocalipsis 1).
Cada día en la tierra es un regalo, asi lo dice Romanos 6, con la finalidad de ponernos a cuenta con el Padre, a través, de Jesús nuestro salvador.
En el Génesis esta plasmado el pecado de nuestros padres, pero, en muchos casos no esta su arrepentimiento, aunque vivieron más de 500 años, no lo aprovecharon. No seamos igual.
Aprendamos de Santa María Virgen Reina, la cual después de la muerte de Jesús, ya no estaba físicamente bajo su protección y le fue entregada al Apóstol Juan para que la cuidara (Juan 19), pero, se mantuvo fiel a su Señor hasta la muerte y por eso se habla de ella en Apocalipsis 12, en donde aparece como reina y es por ello que hoy en día, escuchamos de sus apariciones, ya que, ella es la nueva mensajera, ella puede decir como le dijo el Ángel Gabriel a Zacarías (Lucas 1): “Soy la más cercana a Dios y estoy delante de Él por toda la eternidad.”
¡Alabado sea Dios! ¡Aleluya!
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