viernes, 5 de junio de 2020

La Misericordia de Dios en el Edén

La Misericordia de Dios en el Edén

"Los problemas no existen, son una oportunidad de ver cuanto Dios me ama."


Toda mi vida he  vivido bajo la misericordia de Dios, desde que nacemos, en cada segundo transcurrido siempre su misericordia nos acompaña.

El asunto es, que nunca clamamos a Él para apoyarnos en ella, en esa misericordia que da vida y mueve el corazón del Padre celestial.

Jesús el Hijo de Dios, se encarnó en una adolecente de no mas de 16 años, llamada María, sólo con la finalidad de extender aún mas la misericordia de nuestro Padre Dios a sus hijos los seres humanos y su creación.

Cuando Adán y Eva fuerón creados por la misericordia de Dios, en ese glorioso sexto día, fué un día de gozo para Dios. Genesis 1, verso 38,  registra para la eternidad el siguiente texto que dice: "Y vió Dios todo lo que habia hecho; y he aquí que era bueno en gran manera."

Pero, me hago una sencilla pregunta ¿Para quién era bueno esto?, Dios no come del fruto de la tierra, ni se alimenta del ganado o frutos del mar; observa lo que dice el Salmos 50, verso 13: “Todo lo creo para satisfacer las necesidades de los seres humanos.”. Observa la hermosura de la creación que Dios hizo para nosotros.

Para aprovechar todo esto, solo habia que cumplir una simple regla, que al igual que toda la creación, la cual esta hoy regida por reglas tales como: la ley de la gravedad, los límites de mares y ríos, la órbita de la luna alrededor de la tierra y los planetas alrededor del sol, las cuales son inviolables y otras que son alteradas por el hombre y luego traen consecuencias graves; Dios le dio una regla directa a Adán, la cual se especifica en en Genesis 2, versos 16 y 17: “No comeras del árbol de la ciencia del bien y el mal”; sin embargo, la consecuencia de romper esta regla es la muerte.

Como todos sabemos; no cumplimos con esta y el precio fué “la muerte”; ahora, me pregunto ¿Por qué no nos mato Dios?¿Por qué no hizo otro Adán y otra Eva?. La respuesta esta en el Salmos 89, verso 28: “Para siempre le conservaré mi misericordia; y mi pacto sera firme con él.”. La misericordia de Dios nos dió otra oportunidad. La vida es una transcición para poder regresar a nuestro Padre, nos dá, la oportunidad de pedir perdón y separarnos del pecado original, viviendo la vida según sus preceptos y leyes.

“Mejor es conocer a Dios en su misericordia, que como juez.”

Hay que entender la diferencia entre misericordia y hacer cumplir la ley; por ejemplo: cuando un padre de familia observa que uno de sus hijos tomo una moneda sin su permiso; el padre le llama y le explica con amor, las consecuencias de esta mala acción. Pasado el tiempo, nuevamente el hijo comete el hecho y recibe una amonestación. Estas acciones realizadas por el padre son un gesto de amor, con la finalidad de que sus hijos sean personas de bien y no que pasen sus días en una carcel. Cada acción correctiva de sus padres, son actos de misericordia y amor, para prevenir un mal mayor y, aunque hay un castigo, no es igual al castigo impuesto por un juez. Un juez aplica la ley y da el pago justo por sus acciones, no actua con misericordia.

En el evangelio según San Juan 3, verso 17 nos indica que Jesús no vino a condenar al mundo, o sea, no vino como juez, Jesús vino a mostrar al Dios de amor y de misericordia.

En los primeros párrafos mencione que Jesús vino para extender la misericordia del Padre a sus hijos y toda la creación; ya hemos visto como el Padre celestial fue misericordioso con el ser humano en el huerto del Edén; sin embargo, el pecado del hombre afectó a toda la creación y a todas las generaciones venideras.

Genesis 1, versos del 28 al 10, nos indica que los seres humanos estamos por encima de todo lo creado; que fuimos creados para administrar y cuidar la creación según se manifiesta en Genesis 2, verso15; por lo cual, al pecar, la tierra produjo por primera vez mala hierba, la cual ahoga la cosecha. Nuestra casa común fue afectada por nuestro pecado, hasta hoy.

Al morir Jesús en la cruz y resucitar, se extendió la misericordia de nuestro Padre celestial; el evangelio de Lucas 24, en los versos 46 al 49, se da ha entender que es la última extención de la misericordia de Dios; aprovechemos este momento, arrepintiendonos de nuestros pecados y viviendo una vida según los principios bíblicos.

Como digo siempre: lee la palabra de Dios y no te dejes manipular.

Jorge Antonio García Morgan

1 comentario:

  1. Es muy interesante, me gusta como y cada uno de los versículos esta citado con su verso, espero ver mas. :)

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